domingo, 30 de octubre de 2016

Combi Fantasma


Mamotreto de metal sobre ruedas, sobrepasa los baches bruscamente con sus llantas pinchadas, por momentos parece que tuviera patas y hasta cola. A  toda velocidad embiste semáforos que dan la luz roja, sus pedos plomizos se pierden en el cielo, óxido, azufre y sudor rancio, carcajadas, gritos de dolor y música ruidosa.
Hace su aparición rara vez, solo en las madrugadas recogiendo enfermos, niños hambrientos, ancianos solitarios, perros y  gatos para que no vuelvan jamás. Una que otra vez atropella a alguien y acelera mientras toca la bocina.
Dicen que puede escalar la montaña más empinada y girar la curva más obtusa sin ningún problema. Algunos aseguran que es la muerte disfrazada de combi con un nuevo pasatiempo, otros dicen que puede hasta volar.

Garabatea el cielo, tan altísimo que llega a estrellarse contra las estrellas para detonar en esas explosiones de madrugada, que nos hacen preguntar ¿Quién carajo está reventando cuetes a esta hora?
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Trabajos sobre el tráfico y los buses de Lima (2012-2016)




lunes, 24 de octubre de 2016

Ansiedad

Desarmarse como un rompecabezas para llegar una conclusión: ¿Qué hago con mi vida? Bueno, esa pregunta puede esperar. Primero termina de colocar tu cabeza en otro lugar que no sea sobre tus hombros, separa hueso por hueso, falange por falange. No se te olviden los cartílagos. Abre el tórax y saca todo lo que está allí. Cuidado con los intestinos, no los vayas a entreverar como las luces de navidad, todavía tienes que poner todo en su sitio. Deja el corazón para el último, o en su defecto, lo que haya allí adentro (si tienes una calculadora por corazón, por favor deja de leer).

Los años pasan, pero no quieres hacer nada en concreto, solo probar nuevas cosas o usar la misma fórmula que otros. Te aburres rápido, mientras menos tome tiempo mejor. Quieres ser como Basquiat, Pollock o Hendrix, pero ya esos tiempos pasaron. ¿A quién quieres engañar? No vas a morir a los 27. Puede que antes, pero no a los 27 y los suicidios premeditados no cuentan.
No te alejes de tu cuerpo, que el flotar no te distraiga. Pum pum! Suena fuerte, todavía sigue latiendo, a menor velocidad, pero latiendo al fin y al cabo. De repente, se abre una puerta diminuta del corazón y sales tú en miniatura y dices con una voz chillona: "¡Ahora que te desarmaste, puedes colocar todo en su lugar!" 
Azota la puerta y se apaga la luz. 

Dialogos con uno mismo


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